lunes, 5 de marzo de 2007

La Fiesta del Chivo




El fin de semana, el sábado para se exactos, fui a la fiesta de un “amigo” ya que su cumpleaños fue en la semana. Al principio no tenía nada de ganas de ir, bueno ni al principio ni al final. Fui porque todos mis súper cuates fueron y la verdad que hacía mucho que no salíamos todos juntos. ¿Porqué no quería ir? Quiero escribir en esta entrada porque no quería ir y la verdad que el año que entra algún pretexto me inventaré para no ir.

Estaba un día en mi casa convencido de que no iba a ir a la fiesta de mi cuate Adal (no el de Otro Rollo que me cae re gordo) cuando sonó mi teléfono celular en el que cuando sonó no parecía el nombre de la persona que llamaba, contesté pensando que podía ser alguien de la oficina con algún problema o alguna duda. Cuando contesté era mi amigo Adal que hacía 2 años o un poco más no lo veía. Nos saludamos con mucho gusto como si nos hubiéramos visto hace un mes y platicamos un poco de lo que había sido en estos más de 24 meses.

Llegó el momento al que no quería llegar en el cual me preguntó que si iba a ir a su festejo de cumpleaños, pregunta a la cual tuve que decir que sí iba por no quedar mal. Me dijo que por favor le avisara al Sapo que viniera a su fiesta, a lo cual le contesté que con el Sapo ya no tengo ningún tipo de relación de amistad porque resultó ser una persona mala, envidiosa, hipócrita, etc. Me dijo que estaba bien y que yo llevara a quien yo quisiera que todos mis amigos eran bienvenidos en su fiesta.

Después me dijo que la fiesta iba a ser vestidos de negro a lo cual en mi cabeza me negué rotundamente ya que me choca que me digan como tengo que ir vestido a cualquier lado, por eso no voy a las fiestas de disfraces si éste es obligatorio. Le dije que sí que no había ningún problema, a lo que en realidad sí había problema porque no pensaba ir vestido de negro como se me estaba solicitando.

Llegó el sábado, día de la fiesta. Mis amigos llegaron a mi casa porque la fiesta estaba cerca de mi casa y de ahí nos fuimos a la famosa fiesta, algunos iban vestidos de negro, otros como yo íbamos del color que se nos dio la gana vestirnos y otros más cuando se enteraron que era la fiesta de Adal mejor se regresaron a sus casas o a otro antro para no toparse con gente desagradable.

Llegamos a la fiesta y pasó lo que me esperaba, muchos no fuimos vestidos de negro y nadie puso un pero. La fiesta resultó ser un “éxito” para alimentar la sed de darse a notar de Adal, ya que siempre sus fiestas tienen que ser las más grandes o de las mejores de año para que todos los círculos de amigos que vamos reconozcamos cuanto poder de convocatoria tiene, lo cual me caga porque es hacer una fiesta para la gente que ni disfrutas tú como anfitrión y llenas tu fiesta de gente que hace 2 años no ves (como era mi caso) o gente que de plano no sabes ni sus apellidos o que te cae mal con tal de sentir que tu fiesta fue un éxito.

No soy nadie para decir como la gente debe festejar sus cumpleaños pero estoy explicando porque ese tipo de fiestas no me gustan y menos ser partícipe de ellas.

Me encontré a mucha gente que de plano no puedo ver, que me CAGA pero pues no estuve ni cerca ni di motivos para armar algún tipo de desmadre. La noche pasó como cualquier otra fiesta, no fueron los fotógrafos de sociales del Reforma ni de Quién ni de Caras que tanto le gusta a Adal que vayan y le den por lo menos dos hojas por los 2 lados o por lo menos yo no los vi o a mi no les interesó tomarme fotos para salir en sus tan concurridas secciones, lo cual me vale madres.

Algunos de los invitados, que no iban conmigo, sentían lo mismo que yo, que éramos simples activos en una fiesta “para hacer bola” y muchos de ellos sentían que Adal ni siquiera los había invitado porque les cayera bien sino para inflar un poco más su ego (el cual está a punto de explotar como un globo al cual ya le metieron mucho aire).

Obvio mi ex amigo el Sapo estaba en la fiesta y como no es una persona bien recibida ni querida por mi grupo de amigos, yo incluido como lo puse hace rato, se acercó con miedo y estuvo cerca de nuestra mesa, situación que desencadenó que un amigo le diera un empujón para que se fuera de ahí y un hielazo en la cabeza por parte de otro no se libró.

¿Por qué dediqué una entrada entera a una fiesta que ni disfruté tanto? Porque quiero leer esto en algunos años y acordarme que las pocas fiestas que organicé en la vida estaban llenas de gente que en realidad quiero y me quiere algunas con más gente conocida que otra. Y que nunca a ninguna de mis fiestas fue el Club Social de Reforma para sentirme más popular y más aceptado por la sociedad. Al contrario, las fiestas a las que van este tipo de publicaciones o la gente q mata por salir en ellas me dan toda la hueva del mundo, como dijo una vez una amiga “es mejor no salir en esas mamadas, que ganas de quemarte y salir pedo”. Además de que estoy muy lejos de ser un príncipe o tener la sangre azul.

Si tienes algún comentario será bien recibido.